viernes, 8 de mayo de 2015

PERMANENTES PARA CABELLOS RISADOS

Permanente de cabellos rizados


Cada una de las fases de una permanente es importante, pero la mayoría de los expertos coindiciden en que la clave de un buen resultado de una permanente radica en la neutralizaciónEl arte de la permanente estriba en el desarrollo de un trabajo que resulta relativamente sencillo, sin demasiadas complicaciones, durante el cual el cabello se reestructura químicamente.
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Muchos peluqueros interpretan equivocadamente el desarrollo de la permanente exagerando ese papel que se le asigna a la “ondulación”. El neutralizador es el componente más importante dentro de los que intervienen dentro del proceso de crear una ondulación permanente.  De todos modos, debemos recalcar que ninguno de estos componentes serían eficaces sin una buena mano profesional que sepa trabajarlos, sin una correcta selección de los bigudíes y una técnica eficaz a la hora de enrollarlos.
Antes de proseguir vamos a dar una breve explicación de los que es realmente una permanente.  La permanente es un procedimiento mediante el cual rompemos parcialmente, no en su totalidad, los enlaces cistínicos (son los que conforman el armazón del cabello), para recomponerlos en una nuevas formas o posiciones. Este proceso se logra reblandeciendo en primer lugar el cabello que se enrolla en torno a los bigudíes rígidos, para después endurecerlos en esa posición mediante la aplicación de un agente oxidante o neutralizador. De esta manera, los enlaces capilares adoptan así una nueva forma circular similar a la circunferencia del bigudí, con lo que el cabello aparece con una nueva configuración de ondulación.
Debemos tener muy en cuenta que “pasarse” con la solución onduladora puede conllevar unos resultados desastrosos y el uso indebido de neutralizador es el que origina más problemas que ningún otro factor.
De la solución onduladora se obtiene un reblandecimiento del pelo. Una vez que se aplica al cabello empapándolo correctamente y que pasa un tiempo adecuado, ya ha cumplido su función, que es la de destruir en parte, no todos, los enlaces cistínicos para que posteriormente sólo un componenete oxidante como es el neutralizador, se encargue de “fijar” el cabello en su nueva posición, reconstruyendo los enlaces rotos.
Este proceso de neutralización ayuda en gran parte a enmendar cualquier defecto que haya podido surgir durante la primera fase del proceso.

Desarrollo y evolución

El rizado en frío se empezó a aplicar sobre los años cuarenta gracias al desarrollo de una nueva solución química que favorecía el reblandecimiento y al mismo tiempo hinchaba el cabello capilar.  Cuando se había logrado reblandecer el cabello lo suficiente, se aplicaba el producto oxidante para endurecerlo y contraerlo. A través de este progreso el cabello, dispuesto alrededor de los bigudíes cilíndricos, adopta su forma. Podemos decir que fue el primer sistema de rizar el cabello de forma permanente sin tener que aplicar calor, es por ello que se le conoce como “rizado en frío”.
Sobre los años cincuenta, la técnica de neutralización se empezó a realizar mediante otro método conocido como el “del remojón”. Esta técnica consistía en rociar el cabello con agua tibia aún enrollado e impregnado de la solución antes mencionada hasta conseguir que se limpiara del todo. Seguidamente, se empapaba el pelo con el neutralizador (peróxido), echando el líquido continuamente durante quince minutos sobre la cabeza.  A continuación se retiraban los bigudíes y nuevamente se derramaba el peróxido durante otros quince minutos más.
Mediante esta técnica se lograba que muy pocas permanentes pudieran fallar en su resultado. Este porcentaje tan alto de logro se debía a la completa saturación de cada uno de los rizos: en primer lugar, con los bigudíes puestos y, despues, sin ellos. A esto también se suma el tiempo tan prolongado aplicado para neutralizar el cabello.
En esa misma década, concretamente, el año 1952, aparece un revolucionador sistema de neutralizador instantáneo que se aplicaba directamente sobre el propio bigudí. El neutralizador que comenzó a utilizarse era mucho más potente ya que estaba compuesto a base de bromuro. El tiempo de neutralización se acortaba veinte minutos, por lo que los peluqueros y especialistas en permanentes se agarraron al uso de esta nueva técnica que tanto tiempo les ahorraba.
Muy pronto se percataron que ese poco tiempo de aplicación “sobre el bigudí” producía resultados poco deseados tales como: una reconstrucción insuficiente de los enlaces rotos. Además, si el pelo era muy largo, existían pocas probabilidades que la solución neutralizadora llegara a empapar correctamente las puntas por lo que el problema más frecuente de este nuevo método de neutralización era el de obtener unas “puntas lacias”.
En 1960, las aplicaciones de permanente prácticamente había caído en su totalidad. Junto con el esfuerzo de intentar convencer al cliente sobre el éxito de su aplicación, se sumaba la moda que estaba en boga y que consistía en lucir un cabello natural y despreocupado. Se estilaba las melenas largas y esto, lógicamente, ofrecía pocas oportunidades para crear unas buenas permanentes ya que ni el neutralizador podía llegar y penetrar en las distintas capas del pelo enrollado, ni los ténicos en desarrollar nuevas técnicas habían modificado los métodos de la permente.
En los años setenta volvió a ponerse de moda la permanente, gracias a que el pelo corto estaba nuevamente en auge y a que salieron al mercado unos nuevos productos: las “permanentes ácidas” que aportaban, como un muy buen aceptado resultado, ondas más suaves y desenfadas.  Pero las permanentes ácidas también originaban nuevos problemas: las lociones tenían un profundo y desagradable olor a tioglicolato de amonio, precisaban calor y eran mucho más lentas que las soluciones en frío.  El resultado eran unos rizos sueltos e indefinidos que podrían corregir, para el ojo no experto, una técnica no aplicada correctamente y bastante tediosa.
En 1980, la permanente alcanzó su culmen dentro de los salones de peluquería permaneciendo invariable hasta el día de hoy, en los que aún se siguen usando fuera de otras técnicas tan novedosas como el alisado japonés que ha roto con el método de lucir de forma permanente una bella melena alisada de forma contìnua y duradera.

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